La Oración

Motivación: El poder de la oración

Un barco naufragó en una tormenta y sólo dos hombres pudieron nadar hasta una isla desierta.   Los dos hombres no sabían qué hacer y decidieron que ambos debían orar a Dios.

Decidieron que para saber cuál de los dos haría las oraciones más eficaces iban a separarse; y, así, decidieron establecerse en lados opuestos de la isla.

Lo primero por lo que oraron fue por alimentos.   A la mañana siguiente, el primer hombre vio un frondoso árbol de frutas en su territorio, del cual pudo comer. El segundo hombre no recibió nada.

Varios días después el primer hombre se sintió solo y oró por una mujer que le acompañase.

Al próximo día, otro barco naufragó y la única sobreviviente fue una mujer que llegó a su territorio y allí se estableció como su compañera.

Los dos hombres siguieron orando y el primero pidió en sus oraciones casa, ropa y más alimentos.   Como por arte de magia el primer hombre recibió todos sus deseos, mientras el segundo nada recibía.

Finalmente, el primer hombre oró por un barco de manera que él y su compañera pudieran dejar la isla.  Al día siguiente, un barco llegó milagrosamente al lado donde él vivía, y decidió dejar al segundo hombre abandonado en la isla, pues consideró que sus oraciones no habían recibido la bendición de Dios y por eso no habían sido respondidas.

Cuando el barco zarpaba de la isla escuchó una voz resonando desde los cielos que le preguntó:

-¿Por qué dejaste a tu compañero abandonado en la isla?

El primer hombre respondió a la voz:

-Mis bendiciones son sólo mías porque fui yo quien las pidió. Las súplicas de mi compañero no fueron escuchadas por Dios, porque Dios no tenía nada para él.

La voz le respondió:  -Estás totalmente equivocado, él sólo tuvo una súplica que yo le respondí.

A lo cual el primer hombre preguntó:         -Dime entonces, ¿qué pidió él para que yo le deba algo en pago?

La voz le respondió:  -Él oró sencillamente para que todas tus súplicas fueran concedidas.

Mensaje:

La oración es el diálogo con Dios, pero ¿cómo debemos orar? La oración debe ser espontánea, personal y llena de fe.

Una de las constantes que ayudan a mantener el alma y la vida en continuo contacto con Dios es la fuerza de la oración. Oración es pensar en Dios amándolo.

Es un compromiso entre la relación del hombre y Dios.   Es la expresión del amor de Dios en cada hombre. La oración es esencial en la vida de los cristianos.

Para un cristiano, una vida sin oración corre el riesgo de convertirse en árida. Pero orar, no es tan simple como uno se pueda imaginar. El tedio, el desaliento, la repetición o la costumbre pueden hacer la oración difícil.

Frecuentemente, el diálogo con Dios es ante todo tema de silencio, lo que, de por sí, no es muy gratificante.

Sin embargo, Santa Teresa nos dice que es en el silencio en donde se encuentra el alma disponible, en el abandono a la confianza y a la fe. Ahí se puede encontrar a Dios.

La oración puede nacer espontáneamente con palabras de todos los días; ella toma prestado igualmente aquellas otras de las Escrituras. Puede ser personal o comunitaria.

El creyente que no se oxigena con la fuerza de la oración, está llamado a perecer o a llevar una vida lánguida.

La oración es la fuerza que, unida a Dios, lanza al creyente a la acción apostólica. Ya que la oración no es un refugio.

Por: Felipe Santos | Fuente: Libro: Vivencia Cristiana

1

Alabanza y agradecimiento: ésta parte de a mano es la más grande, me recuerda que Dios es grande y maravilloso. Quiero alabarle porque él es Dios y darle gracias por todo lo que me da y todo lo que hace por mí. Darle gracias por su Hijo Jesucristo.

2

Confesión de pecado: (cerrar la mano) a veces le pegamos a alguien, me recuerda diferentes pecados, de pensamiento y acción. Tengo que confesar aquellos pecados y dar gracias a Dios, quien nos da la victoria sobre ellos.

3

Orar por las personas más cercanas y más queridas. (familia, amigos)

4

Orar por los que nos guían a Jesús. (padres de familia, maestros, catequista, sacerdotes)

5

Orar por los que tiene autoridad sobre mí. (Padres de familia, maestros, policía, presidente, etc.)

6

Orar por los débiles: Espiritualmente – los perdidos, físicamente – los enfermos,

7

Orar por mi


Que dicen los siguientes textos bíblicos:

Hechos 1,14

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Hechos 2,42

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Hechos 12,12

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Hechos 20,36

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