HERMENEUTICA. CLASE 1.SEMINARIO.

HERMENÉUTICA

 

Es el conocimiento de arte e interpretación, sobre todo de textos, para determinar el significado exacto de las palabras mediante de las cuales se ha expresado un pensamiento. Es interpretar, declarar, anunciar, esclarecer y por ultimo traducir. Significa que alguna cosa es vuelta comprensible o llevada a la comprensión.

ORIGEN

El término hermenéutica deriva del griego «hermenéutica» que significa expresar o enunciar un pensamiento, descifrar e interpretar un mensaje o un texto filosóficamente. Hace referencia a una corriente que surgió en el siglo xx y cuyos máximos exponentes son Hans Georg Gadamer, Martin Heidegger, Luigi Pareyson, Gianni Vattimo y Paul Ricoeur.

La teoría de la comprensión e interpretación se había desarrollado por dos caminos distintos: Teológico y Hermenéutica filológica

Si bien es verdad que no podemos decir que la Hermenéutica es hoy en día el enfoque filosófico predominante, debido a la presencia muy fuerte de la filosofía analítica, también es verdad que sí representa una de las posiciones filosóficas de mayor extensión, lo cual se extiende también a otros campos de la investigación tales como las ciencias sociales y los estudios sobre arte.

CARACTERÍSTICAS GENERALES DE LA HERMENÉUTICA

  1. LINGÜISTICIDAD DEL SER: La Hermenéutica aplica el modelo interpretativo de los textos al ámbito ontológico. La realidad no es más que un conjunto heredado de textos, relatos, mitos, narraciones, saberes, creencias, monumentos e instituciones heredados que fundamentan nuestro conocimiento de lo que es el mundo y el hombre.
  1. EL SER ES TEMPORAL E HISTÓRICO: El mundo no puede ser pensado como algo fijo o estático, sino como continuamente fluyente. La realidad siempre remite a un proceso, a un desarrollo en el tiempo (historia), a un proyecto que nos ha sido transmitido (tradición) y que nosotros retomamos.
  1. PRECOMPRENSIÓN Y «CÍRCULO HERMENÉUTICO»: El hecho de que no sólo los objetos de conocimiento sean históricos, sino también el hombre mismo lo sea, nos impide valorar» neutralmente» la realidad. No existe un saber objetivo, trasparente ni desinteresado sobre el mundo.
  1. IMPOSIBILIDAD DE UN CONOCIMIENTO EXHAUSTIVO Y TOTALITARIO DE LA REALIDAD: Dado que el ser es lenguaje y es tiempo (evento) y puesto que el hombre como ser-en-el-mundo está inmerso en el ser del cual pretende dar cuenta, se hace imposible un conocimiento totalitario, objetivo y sistemático del mundo.

LA INTERPRETACIÓN COMO EJERCICIO DE LA SOSPECHA O RESTAURACIÓN DEL SENTIDO

Para Paul Ricoeur la Hermenéutica es una «filosofía reflexiva» que ha de dar cuenta del conflicto entre las diferentes interpretaciones de los símbolos del lenguaje.

La Hermenéutica es un tema fundamental para cualquier estudio acerca del hombre; fundamental en el sentido de que es una característica del propio fundamento del hombre, y por tanto insuprimible, y fundamental en el sentido de que la consideración Hermenéutica debe estar en la base, en el fundamento, de toda teoría acerca del ser humano.

EL CAMINO HACIA LA HERMENÉUTICA

El joven Gadamer participó de la confusión intelectual y existencias que generó la primera Guerra Mundial. Buscar una nueva orientación en un mundo desorientado fue un lugar común de aquella generación que había visto cómo el neokantismo y la conciencia cultural de la época se desvanecían. Todo ello dio lugar a una relativización del horizonte de la tradición, con la consiguiente ruptura de una tradición humanística postromántica que tenía poco que decir. Mientras, el auge de las ciencias y el expresionismo en el arte y en la vida acaparaban la atención de principios de siglo. Ese mundo tan confuso supuso un aliciente para introducirse en el bello arte del pensar.

Su primer contacto con la filosofía fue de la mano de Richard Hönigswald, cuya filosofía trascendental le sirvió como preparación para Mar burgo, donde llegó en 1919. Allí pronto afrontó nuevas experiencias universitarias: la descripción fenomenológica de Husserl, la crítica a la teología histórica, el relativismo histórico y la filosofía de la vida de Nietzsche. Al abrigo del círculo en torno al poeta Stefan George descubre la posibilidad de que la experiencia del arte afectaba realmente a la filosofía, que el arte era el verdadero órgano de la filosofía. Había que recuperar esa verdad olvidada, que luego daría tantos frutos. La formación que proporcionaba la conciencia estética configuraba un talante existencial que buscaba la verdad no en los enunciados sino en las propias vivencias. Kierkegaard y van Gogh fascinaban, la figura de Nietzsche con su crítica visceral a todo quebraba las ilusiones de la autoconciencia hegeliana.

Una respuesta adecuada a los desafíos de la época no la encuentra Gadamer ni en Paul Natorp, ni en Nicolai Hartmann, ni en Husserl. Fue Heidegger el que trajo el amparo intelectual y el que abrió nuevas perspectivas al pensamiento. «Lo que a mí me interesó de Heidegger era que podíamos «repetir» la filosofía de los griegos, una vez que la historia de la filosofía escrita por Hegel y reescrita por la «historia de los problemas» del neokantismo había perdido su fundamento inconcuso: la autoconciencia».

De Heidegger tomó la presentación de la génesis de los esquemas de la tradición filosófica, como respuestas a preguntas reales. Le fascinaba la forma en que Heidegger hacía revivir la filosofía griega, de ahí que el leitmotiv de sus estudios fue permanecer siempre próximo a los griegos. Por eso reforzó sus conocimientos con estudios de filología clásica, que concluye en 1927. Entre los filósofos griegos, la ética de Aristóteles le hizo ver un género de conocimiento diferente. Pero fue Platón, especialmente, el centro de sus estudios en sus primeros años. Su primer libro lleva por título La ética dialéctica de Platón, donde aclara la función de la dialéctica platónica desde la fenomenología del diálogo. El arte de la descripción fenomenológica que había aprendido de Husserl y Heidegger parecía un instrumento adecuado para una interpretación de los textos antiguos.

Después de diez años de docencia como auxiliar de cátedra obtuvo el título de Profesor. En realidad esperaba una cátedra de filología clásica en Halle, pero obtuvo en 1938 la cátedra de filosofía de Leipzig. Durante la época del tercer Reich, en Leipzig, Gadamer mantuvo una actitud de silencio y de prudencia, limitándose a comunicar en sus clases los resultados de sus investigaciones. Allí expuso, tras la jubilación de T. Litt, además de los griegos, la tradición clásica desde Agustín hasta Nietzsche y Heidegger, sin olvidar los textos poéticos de Hölderlin y, sobre todo, Rilke, que en aquella época se había convertido en el poeta de la resistencia universitaria.

Durante dos años fue rector en la propia universidad de Leipzig, años en los que dedicó materialmente su tiempo a labores burocráticas. En 1947 accede a una invitación de la Universidad de Frankfurt. Dos años después, en 1949 sucede a Karl Jaspers en Heidelberg donde desarrollará prácticamente toda su actividad investigadora, que desembocaría en 1960, a una edad ya tardía, en la publicación de su gran obra hermenéutica: Verdad y método. La obra, resultado de casi diez años de trabajo, muestra la génesis de su filosofía hermenéutica y representa el intento de explicar teóricamente el estilo de sus estudios y enseñanza. Para Gadamer lo primero es la praxis hermenéutica, el arte de comprender y hacer comprensible. En su Auto presentación señala: «Cuando apareció el libro -con el título que sólo decidí durante la impresión- no estaba muy seguro de no haber llegado demasiado tarde y de no haber escrito una superfluidad. Porque era de prever el protagonismo de una nueva generación dominada en parte por las expectativas tecnológicas y en parte por el talante de crítica de la ideología».

La obra no sólo no llegó tarde sino que concitó rápidamente el interés de los filósofos. Fueron muchos los que trabajaron junto a Gadamer en aquella época, entre otros citamos: J. Habermas, Dieter Henrich, Rüdiger Bubner, Theo Ebert, Heinz Kimmerle, Wolfgang Cramer, Reiner Wiehl, Valerio Verra, G. Vattimo, E. Lledó, y un numeroso etc. Después de su jubilación en 1968 difundió sus ideas sobre la hermenéutica en el extranjero, pero sobre todo en América.

Pero, ¿qué es esa hermenéutica «filosófica», y en qué se diferencia de la tradición romántica que nace con Schleiermacher y culmina en la hermenéutica de las ciencias del espíritu de Dilthey? ¿Se trata de una nueva metodología o más bien de una crítica frente a la racionalidad metodológica? Antes de dilucidar el sentido de la hermenéutica filosófica de Gadamer, es necesario exponer el marco interpretativo y el horizonte en el que se mueve su pensamiento, es decir, las coordenadas filosóficas, que como legado de la tradición configuran un talante muy peculiar.

EL LEGADO DE LA TRADICIÓN

La hermenéutica filosófica de Gadamer representa, ciertamente, la culminación de toda una tradición histórico-filosófica en torno al problema hermenéutica. Pero el sesgo peculiar que determina su propia índole está mediatizado y configurado sustancialmente por la herencia de Heidegger. Pero dicha herencia le abrirá también el camino que le llevará a reconocer la necesidad de recuperar el legado socrático de una sabiduría humana. Y fue sobre todo el arte del diálogo platónico lo que marcó profundamente a Gadamer, más incluso que los grandes pensadores del idealismo alemán. Por eso a veces él mismo se autodefine como un «viejo platónico»
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Tras las huellas de Heidegger. La hermenéutica existencial y las ideas desarrolladas por Heidegger a partir del «giro» (Kehre) se erigen en un productivo instrumento para elaborar los presupuestos filosóficos de su propia hermenéutica. En líneas generales podemos decir que Gadamer continúa el discurso de Heidegger explicitando y haciendo inteligibles las virtualidades de su pensamiento. Como decía Habermas, Gadamer «urbaniza la provincia de Heidegger» y, es posible también, que Heidegger, como en su tiempo el propio Hegel, haya encontrado también su Marx.

Partiendo de la radicalidad ontológica heideggeriana, Gadamer aborda el problema de la comprensión de una forma tan audaz como nunca hasta ahora lo había hecho la hermenéutica. Una hermenéutica que se autodefine como filosófica y universal trasciende todas las expectativas anteriores y no deja de ser, por otra parte, un intento de «transformación» de la misma filosofía. Las posibilidades que le ofrecían a Gadamer las aplicaciones de una filosofía ontológico-existencial como la de Heidegger abrían, por una parte, el camino hacia una concepción omnicomprensiva de la hermenéutica; por otra parte, ayudaban a trascender la hermenéutica metódica de Schleiermacher y Dilthey, cuyo ideal regulativo era la objetividad de la ciencia y se limitaba simplemente a re-construir textos y experiencias ajenas. Aún más, el aparato conceptual y la terminología de su hermenéutica filosófica no se pueden entender sino desde el análisis de la estructura existencial heideggeriana de la comprensión.

Gadamer, por otra parte, suele confesar con frecuencia que el auténtico punto de partida de su pensamiento y el objeto de sus reflexiones teóricas ha sido el pensamiento del «último Heidegger», en el que el lenguaje se constituye en fuente de conocimiento. Conceptos tales como los de «pertenencia», «historia-efectual», «juego», «diálogo» expresan semánticamente en la hermenéutica de Gadamer la lingüisticidad del ser. Tampoco duda en afirmar que el modelo que inspira su propia experiencia hermenéutica es la propia experiencia que hace Heidegger con el lenguaje, la verdad, etc. «Yo realmente creo haber comprendido al último Heidegger, es decir, su «verdad». Pero debo «probarla» en mí, en la experiencia, que es mi propia experiencia y que es lo que yo he llamado «experiencia hermenéutica»»

Al margen de la ayuda conceptual que representa Heidegger, su ontología de la finitud inspira a Gadamer una posición crítica frente al subjetivismo y frente al objetivismo dogmático de la ciencia. Aquí radica su principal confrontación con su otro gran inspirador, Hegel, y con las pretensiones de las ciencias históricas de hacer del método la única garantía para la verdad. No es casual, por lo demás, que Gadamer comparta con Heidegger como punto de partida la crítica a la ciencia y a la técnica de nuestro mundo actual. También aparece el influjo de Heidegger en aquellos dos ejes que configuran todo el entramado de la filosofía hermenéutica de Gadamer: la tradición y el lenguaje. Se relaciona sin ningún eufemismo la problemática del ser, primero con el fenómeno de la tradición y, luego, con el lenguaje. La tradición constituye para Gadamer el sujeto propio del comprender, pues ella determina nuestros planteamientos, prejuicios y nuestra propia conceptualidad. Por otra parte, la reducción ontológica del lenguaje al ser determina la inexorable universalidad de la hermenéutica y su carácter comprensivo.

Sin embargo, el tono catastrofista y pesimista que se respira a lo largo de la dilatada obra heideggeriana cambia en favor de un discurso preñado de perspectivas optimistas acordes con su formación humanista. Así por ejemplo la visión positiva y optimista que tiene Gadamer de la historia de la filosofía marca las diferencias. La descripción heideggeriana de la historia del pensamiento occidental como la inexorable historia del «olvido del ser», como una historia de errores, que culmina con el dominio actual de la técnica, deja paso a una visión regeneradora y a un revivir de la filosofía. Por otro lado, el concepto de «verdad hermenéutica» gadameriano no acentúa, como lo hace Heidegger, aquello que permanece oculto y en la oscuridad del misterio, sino que destaca más bien el «des ocultamiento» y el carácter de «apertura» propio de la experiencia de la comprensión.

La presencia de Hegel y de los griegos. La hermenéutica de Gadamer es un lugar de encuentro y confluencia no sólo de la tradición hermenéutica, sino también de la tradición filosófica griega, especialmente Platón y Aristóteles, sin olvidar la presencia de la Grosse Philosophie alemana: Hegel, Dilthey, Husserl etc. En la más pura tradición heideggeriana y practicando lo que llamará la «historia-efectual», deja que la tradición se muestre a sí misma en su propia efectividad, que hable y eleve su voz hasta nuestro presente como si fuera un «tú».

Hegel representa para Gadamer el modelo que hace posible pensar la hermenéutica no como simple organon de las ciencias del espíritu para la reconstrucción del pasado histórico, sino como «integración» dialéctica del presente y el pasado en un proceso de mediación que no es un mero producto de la äussere Reflexión, sino del «hacer de la cosa misma» (dialéctica). El concepto de mediación conlleva, en un plano epistemológico, que el objeto no se comprende en una inmediatez abstracta, sino únicamente en la totalidad de un movimiento mediador, que abarca igualmente a sujeto y objeto. Este es el modo propio y dialéctico en el que Gadamer desarrolla su teoría de la experiencia hermenéutica. Ahora bien, lo verdaderamente importante de la dialéctica de Hegel es que, según sostiene Gadamer, nos aproxima inevitablemente a la filosofía griega, en concreto a los diálogos de Platón. La crítica de Heidegger a Hegel por ser demasiado griego se convierte en Gadamer en fuente de inspiración: «El que quiera ir a la escuela de los griegos, habrá pasado antes por la escuela de Hegel». Por eso su interés se centra en buscar las raíces de la dialéctica hegeliana en la dialéctica dialógica socrática, basada en el procedimiento de preguntas-respuestas, con el objeto de definir la dialéctica propia de la experiencia hermenéutica. Esta apertura hacia Hegel no significa que Gadamer acepte el saber absoluto. Es proverbial ya su pronunciamiento respecto a Hegel: «Soy hegeliano en todo excepto en la aceptación del Espíritu Absoluto». Está con Hegel en la superación epistemológica de la tradicional oposición sujeto-objeto por un modelo dialéctico mediacional; está contra Hegel por el hecho de haber llevado a cabo esto a costa de la disolución de lo histórico y finito en lo absoluto, ya que la historicidad y la finitud son categorías incuestionables de nuestra propia experiencia. Por lo que se refiere a los griegos, la tradición platónica ofrecía a Gadamer grandes posibilidades para el desarrollo de una hermenéutica que se fundamentaba sobre la ontología heideggeriana de la finitud, pues de hecho «en la tradición del platonismo es donde se desarrolla el vocabulario conceptual que necesita el pensamiento de la finitud de la existencia humana». Y es precisamente en el arte socrático de «conducir un diálogo» donde puede encontrar el hombre la posibilidad de poder aspirar a la verdad y, al mismo tiempo, la conciencia de su propia finitud. De este modo, la «docta ignorancias socrático es asumida por la hermenéutica como estructura esencial de la experiencia humana del mundo, en la que se integran dos aspectos hermenéuticos de gran relevancia: la apertura y la negatividad de la experiencia en general, cuya forma lógica es la pregunta. El diálogo socrático se presenta, entonces, como un modelo para reconducir la hermenéutica, de tal manera que la estructura esencial del comprender se deduce del análisis fenomenológico del diálogo, pues éste es el «lugar» de la verdad, donde acontece la verdad y se muestra la «cosa misma». Pero como el medium del diálogo es el lenguaje, la hermenéutica se resuelve en definitiva en el terreno del lenguaje.

Por último, el diálogo de Gadamer con Aristóteles representa uno de los puntos claves para poder interpretar unitariamente la obra de Gadamer. «El programa aristotélico de una ciencia práctica -dice Gadamer- me parecía el único modelo teórico-científico según el cual podrían pensarse las ciencias que «comprenden». En otras palabras. La filosofía práctica de Aristóteles representaba una nueva racionalidad, no dogmática, distinta de la racionalidad metódica, en la que se puede fundamentar el estatus epistemológico de la hermenéutica. La definición de la ética aristotélica como mediación entre la subjetividad del saber y la sustancialidad del ser ofrecía a Gadamer la posibilidad de delimitar la forma propia del saber hermenéutico y liberarlo del ideal de objetividad del método científico al que había estado sometido hasta entonces la hermenéutica. La phrónesis no es un saber objetivo, sino un saber en el que el objeto conocido afecta inmediatamente al hombre. Es un saber experiencial, o mejor dicho, la forma fundamental de la experiencia humana, modelo paradigmático de la experiencia hermenéutica. Por eso, para Gadamer, el «problema fundamental de la hermenéutica» es el problema de la praxis, puesto que en definitiva la hermenéutica es filosofía, pero más en concreto, filosofía práctica.

CUATRO PILARES PARA LA EDUCACIÓN, SEGÚN ESTANISLAO ZULETA

El pensamiento de Zuleta ha dejado un importante legado en el desarrollo crítico de las estructuras sociales y la perspectiva de la educación frente a las necesidades crítico-transformadoras de un modelo.

Por tal motivo, se trae a colación los cuatro pilares que Zuleta considero fundamental para la educación, que serán una útil herramienta para el debate y la reflexión.

En primer lugar, Zuleta plantea la función educativa de la literatura, cómo un medio de desarrollo de un pensamiento crítico, reflexivo y transformador y parte de su mismo gusto por la lectura, dejándole gran parte de su ejercicio a su meditación. En su ensayo titulado Sobre la lectura, establece que ésta consiste en una tarea que requiere del lector, dedicación y una transformación, que surge de lo que Zuleta denomina “rumiar el contenido”, afirmando que el pensamiento funcionaría de acuerdo con tres capacidades: 1) capacidad de admiración e idealización; 2) capacidad de oposición: crítica; y 3) capacidad de creación: juego, de inocencia, rueda que gira.

Zuleta considera a la lectura, un acto importante, en la que el lector debe disponerse para dejarse perturbar, deslumbrar, transformar, afectar por el contenido del texto, y por los interrogantes que suscita la lectura.  No se lee entonces por simple diversión, se lee porque existe una cuestión que necesita ser resuelta y porque se aspira a que el texto diga algo sobre esa cuestión. La literatura es, entonces, una oportunidad para interpretar los hechos históricos y derivar de estos análisis, posibilidades de transformación social.

En segundo lugar, para Zuleta, las ciencias sociales contribuyen a la Educación; por tal motivo, estas no pueden ser neutrales ni estáticas. El objeto mismo de las ciencias sociales hace de ellas un campo de combate, de toma de posición y de inevitable transformación. De ahí que las ciencias sociales se lean como saberes críticos, cuya orientación debería ser la emancipación humana, razón por la cual Zuleta retoma y discute sus métodos de investigación y crítica. La pretensión cientificista de la universidad y el arrogante y encasillado trabajo de “las metodologías”, son poco útiles para la investigación. Todas las ciencias inevitablemente comprometen el concepto y la praxis de la responsabilidad social.

En tercer lugar, la dimensión histórica es otro campo para descubrir una idea de educación. Habiendo insistido en la visión de las ciencias sociales, aquí añade la necesidad de ver los fenómenos en su acontecer histórico. El desconocimiento de la dimensión histórica conduce a fijar la atención en las conquistas presentes, sin reparar en los procesos históricos que las hicieron posibles. Es cierto que no se trata de hacer recorridos de hechos pretéritos, sino de comprender los problemas, las luchas, los dilemas. Esta visión nos da capacidad para buscar soluciones más coherentes hoy. La historia, como método de investigación, es una manera de mirar y comprender el presente como parte de un todo histórico, al que observamos, en palabras de Zuleta, de manera activa e interrogativa. El investigador no se contenta con saber que “es así”, sino que trata de averiguar cómo ha llegado a ser lo que es y “para dónde va”.

En cuarto lugar, el psicoanálisis para Zuleta, se convierte en uno de sus lugares predilectos que le permiten conocer la complejidad del otro, sus maravillas, problemas y tragedias, y esto es una condición sine qua non, de la resolución de conflictos.

Orlando Salazar. Ph.D. En filosofía.

LA GRADUACIÓN DE BACHILLERATO PASO AL ÉXITO.

Hoy culmina una etapa de sus vidas para comenzar otra. Respetados graduandos, acompañantes, docentes, rector y demás. Deseo dar infinitas gracias a Dios dador de la vida, la salud y la capacidad de aprender cada día, a los padres, madres, abuelos, hermanos, tíos y  familiares, que con su entrega, esfuerzo, dedicación y sin desfallecer, los han acompañado en el proceso de formación académico, hasta alcanzar  la meta; ser bachilleres. Dar gracias a los rectores y docentes, que sin escatimar esfuerzos han dedicado su vida  y lo mejor de su tiempo a educar, aun en medio del cansancio, enfermedades y dificultades, para brindar los conocimiento en las distintas áreas del saber, con el único propósito que los bachilleres, sean personas de bien, de valores, con capacidad de transformar la sociedad, la familia y sus propias vidas, en donde los demás lean en ustedes el  ejemplo y sientan el deseo de ser mejores, de estudiar, de prepararse y de ser excelentes personas, con capacidad de ser felices y exitosos.  Ustedes bachilleres del 2015, sinceras felicitaciones. En el plantel Educativo compartieron con sus compañeros trabajos y esfuerzos.

La graduación de bachillerato, es el paso al éxito con el propósito de aprender, pero, junto a ese aprendizaje, se les dio la posibilidad de conocer personas maravillosas, de vivir, experimentar y comprender el verdadero significado de la amistad, del compromiso, de la responsabilidad y de manera especial de formarse como personas honestas, justas y cumplidoras del deber. Bachilleres: El título es la recompensa de esos momentos no gratos, para algunos, no para todos. Muchas clases eran aburridoras, no les gustaba cuando los profesores les llamaban la atención o impartían disciplina, cuando les exigía el cumplimiento de las tareas, pero el único objetivo era formar personas integras, con valores y con suficientes herramientas para que se defendieran en la vida, para que el futuro de cada bachiller fuera con calidad humana, personas formadas que la suerte y la bendición de Dios los alcanza y acompaña, gracias a esos docentes  que les ayudaron a descubrir quiénes son, de dónde vienen y para donde van; profesores que les enseñaron la importancia de saber vivir el amor, el progreso, compromiso personal, familiar y social y sobre todo la vivencia de la ética y la moral. Eso los hará grandes.

Bachilleres del 2015: Es bueno que comprendan que el acto de graduación no marca el final del camino, sino el comienzo del éxito. No pueden quedarse ahí, simples bachilleres, se hace necesario el forjar nuevas metas: De trabajo, de estudio, de buscar nuevas oportunidades, para sentirse útil, realizado y capaz de salir adelante con el logro alcanzado. Es bueno que cada bachiller haga suyas las palabras de FRANCIS BACON: “Un hombre sabio construirá más oportunidades que las que encuentra”, y las de ARIE PENCOVIC: “La graduación es solo un concepto. En la vida real te gradúas todos los días. La graduación es un proceso que continúa hasta el último día de tu vida.” Si entienden esto, marcarán gran diferencia entre los demás bachilleres del 2015, porque abrirás puertas en el 2016 para seguir conquistando nuevas oportunidades. Bachilleres, que en las palabras de un autor desconocido: “Espero que tus sueños te lleven a las esquinas de tus sonrisas, a lo más alto de tus esperanzas, a las ventanas de tus oportunidades, y a los lugares más especiales que tu corazón ha conocido”, se convierta en realidad. Sinceras felicitaciones, buenos vientos y buena mar.

Pbro. Orlando Salazar Ph.D. en Filosofía.

 

COMPETENCIAS TRANSVERSALES
SER SABER SABER HACER

 

 

COMPETENCIAS ESPECÍFICAS
INTERPRETATIVAS

ADMIRAR

 

ARGUMENTATIVAS

JUZGAR, CRITICAR, DISCUTIR

PROPOSITIVAS

CREAR, PRODUCIR.

 

  1. Trabajo individual para la próxima clase. Con el material recibido, utilizando las competencias trasversales y las específicas, elaborar un escrito de dos hojas, a espacio y medio y letra número doce.
  2. Trabajo grupal. Al compartir el trabajo individual, con la misma metodología, elaborar un escrito de cuatro hojas a espacio y medio y letra número doce.
  3. Elabore su Blogger, donde tenga su perfil y donde desarrolle el trabajo de las dos materias.