9. BLOQUE DE APRENDIZAJE. SENTIDO Y SIGNIFICADO DE LA EXISTENCIA HUMANA Y EL ESCÁNDALO DEL SUFRIMIENTO.

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1/2019 Ética y existencia Sentido y significado de la existencia humana Interacción estudiantes-profesor-trabajo en grupo e personal

EL SENTIDO Y SIGNIFICADO DE LA EXISTENCIA HUMANA Y EL ESCÁNDALO DEL SUFRIMIENTO

INTRODUCCIÓN

Al momento de hablar de existencia humana, no nos referimos solamente a su raíz biológica. La existencia humana encierra algo más, algo que no podemos ver ni tocar. Hablamos de las cosas que realmente trascienden, traspasan fronteras y perduran en el tiempo.

Todo en el mundo es y existe. Lo que diferencia al ser humano del resto de las especies es la capacidad de elegir y la conciencia de sí. Siempre está sujeto a decidir entre una u otra cosa. Esa es su libertad y como ente individual inserto en una sociedad debe asumir la responsabilidad de sus actos. La manera en que el hombre se rige moralmente, su patrón de conducta, es lo que llamamos ética.

La idea actual del hombre y la existencia humana, no es más que el resultado de cómo ha evolucionado este mismo pensamiento. La historia nace con la necesidad de conocer todas aquellas experiencias que nos han llevado a ser lo que somos hoy.

El hombre y la sociedad han evolucionado gracias a su propia curiosidad, con la adquisición de experiencia, de conocimiento. Los adelantos tecnológicos de hoy en día, son fruto de la interacción de todas las ciencias existentes y las diversas disciplinas del conocimiento.

ÉTICA Y EXISTENCIA HUMANA.

La ética nace en la Edad Media como una valoración moral de los actos humanos. Se refiere principalmente al comportamiento humano,a su categorización como bueno o malo. Pero la ética no surge para difundir una serie de normas sobre cómo vivir, para eso puede tomarse alguna religión o simplemente las leyes. La ética tampoco surge para crear ciudadanos moralmente correctos, ni mucho menos moralmente incorrectos. La ética sirve como patrón para el libre albedrío.

Al momento de plantearnos cualquier situación en la vida, siempre tendremos la capacidad de decidir entre hacerlo o no hacerlo, entre decir SI o NO. Sin duda esta es nuestra principal libertad. Pero nada es tan simple como parece. Al momento de decidir libremente, debemos tener en cuenta que nuestras acciones repercuten en la vida del resto de los miembros de nuestra sociedad. En cada decisión tendremos en cuenta muchos aspectos, nos haremos preguntas tales como el por qué y para qué de lo que hacemos, y en ese preciso instante estaremos “haciendo ética”, reflexionando sobre la vida.

Está claro que existen patrones generales de conducta que promueven la sana convivencia y que la humanidad ha adoptado como una parte más de la vida en sociedad. Pero también es cierto que cada quien debe vivir su propia vida, desarrollar su propia existencia, teniendo en cuenta que la propia libertad termina cuando empieza la del otro.

“ La vida del hombre no puede “ser vivida” repitiendo los patrones de su especie; es él mismo – cada uno – quien debe vivir” (Erich Fromm, Ética y psicoanálisis, citado en revista Occidente n° 365 por Roberto Muñoz Barra)

CIENCIA Y EXISTENCIA HUMANA.

Sin duda los conocimientos que poseemos hoy en día nos han permitido lograr cosas que hace cien años habrían sido imposibles de imaginar siquiera.

Cada una de las ramas del árbol de la Ciencia comprende un vasto campo de conocimiento, en ocasiones tan amplio que no basta solo una disciplina para estudiarla.

Gracias al desarrollo de las ciencias, la humanidad ha conquistado todos los ambientes de la Tierra y una pequeñísima parte del espacio exterior. Lugares muy distantes uno de otro están conectados permanentemente y en los últimos años, de manera más expedita gracias a la incorporación masiva de Internet. La ciencia ha permitido curar enfermedades y salvar vidas que hasta hace algunos años eran imposibles de salvar. Con la ayuda de la ciencia existe la posibilidad , en la práctica, de romper las barreras del sonido y en teoría las del tiempo. El conocimiento de la especie, de nuestras conductas es cada vez menos misterioso gracias a la psicología, la sociología y la historia entre otras cosas. Lo más importante de destacar, es que a pesar que las ciencias están fundadas en pilares distintos, es la interacción de todas aquellas la que nos lleva a un conocimiento global

El desarrollo de las ciencias nos permite obtener un mayor conocimiento y responder una serie de incógnitas. Pero también es cierto que una pregunta resuelta conduce a muchas más por resolver. Una cosa si está clara: ningún conocimiento es definitivo, porque no se ha comprobado la existencia de verdades absolutas. Frecuentemente se recurre a la ciencia como argumento de peso, algo comprobable, aunque es sabido por todos que la ciencia proviene de los humanos y como tal puede tener imprecisiones.

En algunas ocasiones y con justa razón , la ciencia es considerada como salvadora de la Humanidad.

¿Pero qué sucede cuando la ciencia parece ir más rápido que la ética y que la propia imaginación?

Es muy importante al hablar de la ciencia, identificar hasta donde se puede controlar el conocimiento, hasta donde somos capaces de frenar nuestras ansias de saber más, cuidando de no traspasar el umbral entre lo correcto y lo incorrecto. Pero al pensar en esa delgada línea que separa lo bueno de lo malo surgen distintas interpretaciones; cada persona le asignará el valor según sus propias normas éticas.

“Crear el conocimiento, el entendimiento que posibilita la convivencia humana, es el mayor, el más urgente, más grandioso y más difícil desafío que enfrenta la humanidad del presente”.

«EL SIGNIFICADO DE LA EXISTENCIA HUMANA»

¿Tiene la humanidad un lugar especial en el universo? ¿Cuál es el significado de nuestras vidas?  Wilson Edward examina lo que hace que los seres humanos sean absolutamente distintos al resto de las especies. Buscando el significado de lo que Nietzsche en su día denominó «los colores del arco iris» en los límites exteriores del conocimiento y la imaginación, lleva a sus lectores a un viaje, entre la ciencia y la filosofía para crear un tratado del siglo XXI sobre la existencia humana, desde nuestros primeros inicios a una mirada provocativa a lo que presagia el futuro de la humanidad.

Wilson sugiere que es la época de las especies, que se inició en la evolución biológica y la prehistoria, pasó a la historia y, ahora con urgencia, día a día, cada vez más rápido hacia el futuro indefinido, es también lo que decidiremos que sea.

Los avances de la ciencia y la tecnología nos llevará al mayor dilema moral desde que Dios sujetó la mano de Abrahán. Estamos a punto de abandonar la selección natural, el proceso que nos creó, a fin de dirigir nuestra propia evolución mediante selección voluntaria, el proceso de rediseño de nuestra biología y naturaleza humana como deseamos que sea.

La prevalencia de algunos genes sobre otros ya no será resultado de las fuerzas medioambientales, la mayoría de las cuales están fuera del control humano o incluso del entendimiento.

Los genes y sus rasgos prescritos pueden ser lo que queramos. Entonces,¿qué pasa con vidas más longevas, una mayor memoria, una mejor visión, un comportamiento menos agresivo, una capacidad atlética superior, un olor corporal agradable? Como escribe Wilson, la lista de la compra es interminable.

 

Tenemos suficiente inteligencia, benevolencia, generosidad e iniciativa como para convertir la tierra en un paraíso, tanto para nosotros como para la biosfera que nos engendró.Podemos lograr ese objetivo de manera verosímil, al menos, ir por el buen camino a finales de este siglo.

El problema que está frenando este proceso hasta ahora es que el Homo sapiens es una especie disfuncional de manera innata. La maldición paleolítica nos ha ralentizado: las adaptaciones genéticas que funcionaron muy bien durante millones de años de existencia de cazador-recolector, son cada vez obstáculo mayor en una sociedad urbana y tecnocientífica global. No parecemos capaces de estabilizar ni las políticas económicas, ni los medios de gobierno a un nivel superior al de un pueblo.

Destruimos el medio ambiente natural, la herencia más preciosa e irremplazable de nuestra especie ya que estamos demasiado concentrados en nosotros mismos como para proteger el resto de la vida que existe.

Mientras el conocimiento científico y la tecnología sigan creciendo exponencialmente, duplicándose cada una o dos décadas, dependiendo de la disciplina, la tasa de crecimiento se reducirá inevitablemente. Los descubrimientos originales, habiendo generado enorme conocimiento, se reducirán y empezarán a disminuir en número. En las próximas décadas, el conocimiento de la cultura tecnocientífica será enorme en comparación con la del presente, pero también será la misma en todo el mundo.

Lo que seguirá desarrollándose y diversificándose de manera indefinida es la humanidad.

Es cierto que la ciencia y las humanidades son fundamentalmente distintas la una de la otra en lo que afirman y en lo que hacen. Pero se complementan la una a la otra en origen, y surgen de los mismos procesos creativos en el cerebro humano. Si el poder heurístico y analítico de la ciencia se puede unir a la creatividad introspectiva de las humanidades, la existencia humana se elevará a un significado infinitamente más productivo e interesante.

Edward Osborne Wilson es reconocido como uno de los biólogos más importantes del mundo. Entre los reconocimientos que ha recibido en todo el mundo se encuentran la Medalla nacional de la ciencia de los EE. UU., el premio Crafoord de la Real Academia Sueca de las Ciencias, o el Premio internacional de biología de Japón. En el ámbito de las letras, dos premios Pulitzer, los premios Nonino y Serono en Italia y el premio COSMOS de Japón.Es Honorary Curator en etimología y catedrático emérito de investigación universitaria de la Universidad de Harvard. Es autor de Sobre la naturaleza humana (premio Pulitzer de 1979), Las hormigas (premio Pulitzer de 1991), Consiliencia: la unidad del conocimiento, El futuro de la vida o Cartas a un joven científico, entre otros libros.

SENTIDO DE LA VIDA HUMANA

El sentido de la vida constituye una cuestión filosófica y sobre el objetivo y el significado de la vida, o de la existencia más en general. Este concepto se puede expresar a través de una variedad de preguntas, tales como ¿Por qué estamos aquí? o ¿Qué es la vida?. Ha sido objeto de un gran estudio filosóficocientíficopsicológico y teológico, e incluso literario a lo largo de la historia. Esta cuestión ha recibido un gran número de respuestas desde diferentes puntos de vista, junto con los orígenes culturales e ideológicos de cada civilización.

El sentido de la vida está profundamente mezclado con las concepciones filosóficas y religiosas de la existencia, la conciencia y la felicidad, y afecta a muchas otras cuestiones tales como el significado simbólico, la ontología, el valor, el propósito, la ética, el bien y el mal, el libre albedrío, las concepciones de Dios, la existencia de Dios, el alma y el más allá. También desde el Humanismo y la literatura son amplias las aportaciones y reflexiones sobre el sentido de la vida.

Aunque normalmente los autores (filósofos, poetas, teólogos, etc.) a lo largo de la historia se han centrado en formular preguntas de difícil respuesta, pocas veces estas reflexiones han dado fruto en forma de respuesta realmente satisfactoria. En algunos casos han logrado respuestas parcialmente satisfactorias (por ejemplo, autores cristianos para sus correligionarios), pero raramente son respuestas aptas para otros públicos.

Platón fue uno de los primeros y más influyentes filósofos, especialmente por idealismo, que creería en un sentido común de la vida. En su Teoría de las Formas, lo común no existe físicamente, como los objetos, sino como formas celestiales.

Para el Platonismo, el sentido de la vida se halla en la consecución de una forma superior de conocimiento, la cuál es la idea (forma) del bien, de la cuál todo lo bueno y lo justo obtiene utilidad y valor.

Aristóteles, aprendiz de Platón, fue otro filósofo temprano e influyente, el cuál argumentaba que el conocimiento ético no es conocimiento certero (como la metafísica y la epistemología), sino que es un conocimiento general. Dado que no es una disciplina teórica, una persona ha de estudiar y ponerlo en práctica para ser bueno, y entonces la persona pasaría a ser virtuosa; afirmaba que no era meramente el estudio de lo que la virtud es, sino que habría de ser virtuoso mediante actividades virtuosas. Para este fin, Aristóteles estableció lo que para él era virtuoso:

Todas las artes, todas las indagaciones metódicas del espíritu, lo mismo que todos nuestros actos y todas nuestras determinaciones morales, tienen al parecer siempre por mira algún bien que deseamos conseguir; y por esta razón ha sido exactamente definido el bien, cuando se ha dicho, que es el objeto de todas nuestras aspiraciones.

el sentido del dolor , el sufrimiento y el dolor HUMANO:  IGNACIO T. LUCERO

La preocupación por el dolor es de gran importancia, por cuanto hoy han disminuido los niveles de tolerancia álgida. Existe mucho miedo al dolor y al sufrimiento. Esto procede de dos raíces principales: por un lado el hedonismo y por otro, los beneficios aportados por la técnica; gracias a los progresos de la anestesia y de la analgesia, el hombre está menos familiarizado con el dolor que sus antecesores, por eso le teme mucho más. Surge la algofobia que constituye una verdadera plaga social. Nuestra cultura pretende abaratar el mal y el sufrimiento. Dice Polaino: “estamos en una cultura en la que el sufrir tiene mala prensa. El dolor es hoy un dis-valor” no tenemos motivos para soportarlo, sino medios técnicos para combatirlo. Hemos caído en una trampa peligrosa: pensar que somos capaces de erradicarlo, lo cual es imposible. No soportamos el sufrimiento. El miedo o pánico al dolor llega a ser patológico. Se dice que padecemos de analgofilia: aficción desmedida al analgésico; “las virtudes han sido sustituidas por las grageas”. La eficacia de los analgésicos nos ha ido ablandando. El sufrimiento se considera un intruso, que quizá desmiente la bondad del Creador y hunde en la desesperación. Se lo ve como una maldición. Se lo hace coincidir con la absurdidad. Por otra parte, se advierte una pérdida del sentido humanizante y trascendente del dolor, lo que urge recuperar, porque se olvida que el dolor tiene una dimensión perfectiva y misteriosa. Huyendo del dolor padecemos doblemente.

Según Polaino-Llorente el dolor es una cuestión que interpela a cada persona, El sufrimiento resulta inevitable. Ningún hombre puede zafarse de la experiencia del sufrimiento. De una u otra forma, todos acabamos por ser hombres dolientes. Pero decía el maestro Eckhart que: “la cabalgadura que con más rapidez conduce a la perfección es el sufrimiento”

PERSPECTIVA PSICOFÍSICA DEL DOLOR

Sobre este tema la ciencia ha hecho aportes importantes. Aquí solo señalaremos unas pocas consideraciones. El dolo biológico y físico, se manifiesta como reacción a un estímulo sensitivo perjudicial. “El dolor es un daño sentido”. Toda experiencia dolorosa deja un recuerdo importante, no en cuanto dolor propiamente dicho, sino en tanto que experiencia dolorosa. Esa huella no puede interpretarse como algo innato, sino adquirida; y en tanto que adquirida, puede condicionar determinados tipos de actitudes frente a futuras situaciones dolorosas.

 

NATURALEZA DEL DOLOR

El dolor es un acto de la subjetividad, un sentimiento. Santo Tomás señala diesisiete instancias afectivas. Dice: “los hombres son víctimas de muchas deficiencias” porque su fuerza y energía vital son limitadas, todo movimiento vital consume una parte de ellas. San Agustín lo define como un sentimiento que resiste a la división. En primer nivel el dolor corporal intenso, patentiza en nuestra conciencia la unidad substancial de la persona; que se revela contra su disgregación. Por su parte, Bergson considera al dolor como sensación local impotente. La tendencia a la huida que provoca el estímulo doloroso está enlazada con la imposibilidad de sustraerme a la realidad dolorosa; el dolor rompe la unidad de la persona.

En un segundo nivel, la experiencia dolorosa es mucho más rica que la mera sensación de dolor. Esta última es siempre dolor exterior, causado por un mal que es contrario al cuerpo y percibido por los órganos corporales, mientras que la quiebra y el desgarro íntimo del afligido son dolor interior, o sea sufrimiento. En el sufrimiento o dolor interior, interviene la memoria, la imaginación y la inteligencia.

TIPOS DE DOLOR

Freud distingue tres fuentes principales del dolor: 1. la enfermedad que nos hace descubrir nuestra finitud; 2. las agresiones del mundo exterior que nos hacen descubrir nuestra pequeñez e indefensión; 3. las relaciones con el prójimo que nos descubre la injusticia.

Por su parte, Scheler señala cuatro estratos en la persona: 1.somático, 2.vital, 3. psíquico, 4. espiritual. De acuerdo con estas dimensiones existen cuatro sentimientos fundamentales: sensoriales, corporales y vitales, del Yo y de la persona. El dolor es un sentimiento del primer estrato, sensorial, referido al yo, pero no a la persona. Esa sería la diferencia entre dolor y sufrimiento (cuarto estrato). Y no solo por su intensidad, sino por su duración. El sufrimiento devora todas las perspectivas de futuro, la indeterminación de un horizonte sin dolor, afectando a ese estrato espiritual y produciendo tristeza.

Santo Tomás señala que la apetencia de placer y el anhelo de unidad o amor es causa del dolor, ya que este es un sentimiento que resiste a la división de resistencia de la voluntad y de la sensibilidad a una fuerza de potencia superior, la misma causa dolor, porque si tal fuerza tuviera la potencia suficiente para transformar el impulso de resistencia volitiva o sensitiva.

De acuerdo a los autores señalados existen tres especies principales de dolor: dolor corporal, dolor interior y tristeza. Estos corresponden al cuerpo, alma y espíritu.

DISTINTAS ACTITUDES ANTE EL DOLOR

Tenemos miedo al sufrimiento y ese mismo miedo es sufrimiento. El temor ante el dolor físico es, con frecuencia, peor que el propio dolor; el miedo ante el sufrimiento es miedo del miedo. El temor ante la muerte no es miedo a estar muerto, sino miedo ante la situación en la que tengo miedo.

Es importante distinguir dolor de sufrimiento. Sufrir es un fenómeno complejo. El dolor físico, el malestar, la sensación de desagrado, no son desde el principio idéntico al sufrimiento. El sufrimiento no se identifica, sin más, con el dolor físico. Ni con cualquier tipo de malestar. Muchas veces, el temor al dolor hace sufrir mucho más que el propio dolor. El sufrimiento, no es un dolo físico o moral, sino un dolor que condena a la pasividad, donde no se puede hacer nada. En el fondo es una situación de impotencia que pide serenidad de aceptación de lo que no se puede cambiar. Hablar del tema sin haber padecido sufrimiento alguno, es lo más parecido a un ciego de nacimiento hablando de los colores.

La sociedad moderna silencia la pregunta sobre el sufrimiento, la suprime. Concentra sus esfuerzos en la evitación y en la disminución del sufrimiento, de manera directa o indirectamente. Existe una actitud que incapacita para soportar el padecer y aumenta con ello el sufrimiento. No se enseña a sufrir, como tampoco se enseña a morir.

INTERPRETACIONES DEL DOLOR

Son muchas las interpretaciones que se han dado del dolor y del sufrimiento. Recordemos sólo algunas:

  1. a) Elbudismoconsidera que para anular el sufrimiento tengo que anular la voluntad. A través de la praxis meditativa debe desaparecer el Yo; de este modo, se desvanece el sufrimiento. Se trata de evitar el sufrimiento y no de plantear la pregunta sobre el sentido, porque el sufrimiento es en sí mismo lo sinsentido.
  2. b)Schopenhauertiene una interpretación pesimista: “Toda vida es dolor” Considera la apetencia al placer como carentes de satisfacción. El placer y la felicidad son vistos como ausencia del dolor. La felicidad existe cuando impedimos el deseo, evitamos enfrentamientos.
  3. c)Nietzscheencarna la interpretación heroica. Dice que el dolor no tiene la última palabra: “el placer es más profundo aún que el sufrimiento”.  También señala que la causa del dolor es la subjetividad sin correlación real. Pero proclama la superioridad energética de la subjetividad sobre las fuerzas cósmicas
  4. d) Lainterpretación dialécticaconsidera que el dolor es un mal y que se debe evitar a toda costa pero a su vez es un mal que resulta necesario para el incremento y la constitución del bien y por ello es en último término un bien.

SENTIDO HUMANO DEL SUFRIMIENTO

Lo primero que se necesita para saber qué hacer con el dolor es aceptarlo, como algo que esta ahí, y que tenemos que encarar: es el momento dramático de nuestra existencia. Señala Lewis: “la primera y más humilde operación del dolor destroza la ilusión de que todo marcha bien”. Nos pone en situación dramática y eso requiere un modo de expresión. Sin embargo:”el que se sobrepone a su dolor, sube más alto” (Holderlin). Quien acepta esa situación convierte el hecho doloroso en una tarea: la de reorganizar la propia vida contando con esa dramática verdad que se ha hecho presente. Así, “La enfermedad me es dada como una tarea; me encuentro con la responsabilidad de lo que voy a hacer con ella”.

Yepes dice: “el dolor realiza en nosotros una catarsis, una purificación, no solo corporal, sino espiritual; nos hace menos dependiente de nuestro capricho”. El dolor eleva al hombre por encima de sí mismo porque ayuda, le enseña a distanciarse de sus deseos.

Afirma Lewis: ”el efecto redentor del sufrimiento reside básicamente en su propensión a reducir la voluntad insumisa.” El hombre doliente se ennoblece si ha aprendido a ser fuerte para sobrellevar su dolor. Después de los dos momentos anteriores, se puede descubrir el verdadero sentido del dolor: “yo sólo puedo afrontar el sufrimiento, sufrir con sentido, si sufro por un algo o un alguien”.

La existencia del sufrimiento es un reto a la fe y a la razón. Produce daños; pero podremos hacer algo positivo si se consigue darle sentido a ese mal que se presenta muchas veces como un atentado a la existencia de Dios.

Polaino señala que el hombres doliente tiene que plantearse si va a ser feliz o no a pesar de sus sufrimientos. Lo primero que tiene que hacer es aceptarse a sí mismo tal como es con los sufrimientos y limitaciones.

El que ha estado en contacto con el sufrimiento, puede señalar que la persona que sufre, no pide tanto explicaciones racionales, como una actitud empátíca. Lo mismo puede suceder con las consideraciones teológicas, se queja porque no se encuentra sentido. Se necesita darle sentido porque esa situación forma parte de la vida. Sólo el sufrimiento con sentido da paz espiritual.

Ante la desgracia siempre sobran las palabras, que nunca podrán compensar la pérdida sufrida. Todo sufrimiento verdadero se experimenta como ruptura. El homo dolientedice: tengo el alma destrozada y otras cosas por el estilo.

LOS LÍMITES DEL SENTIDO HUMANO Y LA PLENITUD DE LA FE CRISTIANA

El dolor cuando queda integrado en la vida, nos moldea, nos hace más únicos, más humanos. Lo único que consigue no romper a la persona es que sea capaz de amar de verdad. El amor es un fuerte apoyo del sentido del sufrimiento.

Algunos descalifican el sufrimiento como si fuera una maldición. Se hace coincidir el sufrimiento con la absurdidad. Se olvida que el dolor tiene también una dimensión perfectiva. Para alcanzar la felicidad hay que luchar. ”Hay que buscar la perfección en las entrañas del sufrimiento”.

No se conoce verdaderamente al hombre hasta no saber como se comporta frente al dolor. El mismo es el acontecimiento fundamental para el perfeccionamiento personal. Si mejora y se perfecciona, el dolor ha contribuido a hacer a la persona más feliz. Así, el dolor es una ocasión de la que el hombre puede servirse para alcanzar esa perfección.

Ser feliz es elevar al máximo de perfección todas las facultades, especialmente las espirituales; pero hay que olvidar el mal que se está pasando. Por eso, insiste Polaino que es posible autorrealizarse en la experiencia dolorosa, porque el dolor es la ocasión, tanta veces mal aprovechas, para el autoperfeccionamiento personal.

MÁS ALLÁ DEL DOLOR Y EL SUFRIMIENTO DEL HOMBRE

Según Polaino el dolor se hace misterio, es el plus del dolor. Ya no alcanzan las explicaciones racionales y a pesar del desarrollo tecnológico y avances de la medicina, el hombre continúa siendo homo patines, el homo doloris de siempre, en su constante peregrinar en busca de explicaciones que casi nunca alcanza. Por eso, es preciso pasar de lo natural a lo sobrenatural; se necesita la luz de la fe para ese misterio.

La pregunta acerca del sentido del dolor y el sufrimiento va más allá del dolor y el sufrimiento. El misterio del dolor humano encamina al misterio del amor divino:”Sin el sufrimiento de Cristo es locura tratar de entender el sufrimiento del hombre”. El amor de Dios al hombre probado en el sufrimiento ilumína el sentido del su dolor que se muda en amor de Dios y amor a Dios. El amor limpia y trasciende el dolor. El sufrimiento abre la vida a un sentido más pleno y la hace más digna. Cristo curó a los enfermos y alivió al hombre en su dolor. Con eso demostró que es bueno combatir el dolor. Pero son su vida y su sufrimiento enseñó a divinizar el dolor. Tanto se acercó al sufrimiento que Él mismo se hizo sufrimiento. A partir de aquí, el sufrimiento será redimensionado de una forma nueva: el dolor será vinculado al amor. Sufrir no será en adelante, sino amar. El hombre se realiza en tanto que sufre y su sufrimiento se asocia a la cruz. El sufrimiento se transforma en fortaleza salvífica y su miseria en potencia redentora.

Cuesta entender el sufrimiento en la medida en que no sabemos quién es Dios y quienes somos nosotros y los demás y cómo tratarlos. El problema está en nosotros, en nuestra superficialidad. Cuando se sufre con humildad, se puede ir adquiriendo esa sabiduría que advierte lo eterno, porque el sufrimiento es anuncio de lo que está por llegar, aviso de que hay algo que permanece para siempre y, que lo que importa es el amor que se posee.

El mayor milagro de Lourdes es la serenidad de los que abandonan el lugar sin ser curados. Si Dios puede curarme, debe tener un motivo para no hacerlo. Tal vez no entienda, pero debo aceptar su voluntad. Seguramente que me tiene reservado algo bueno.

El sentido del sufrimiento es una paradoja. Sólo bajo el presupuesto de que Dios existe y el pecado, puede el sufrimiento cumplir su función. El sentido del sufrimiento es ayudar al que padece a refugiarse en Dios. Señala Juan Pablo II que el dolor no es un castigo inmerecido, sino un inmerecido tesoro. La unión con el sufrimiento de Cristo constituye el culmen de vuestra actitud de fe.

EL VALOR SALVÍFICO DEL DOLOR HUMANO

Escuchemos finalmente a Bruno Forte: en la muerte y resurrección del Hijo, se revela el doble “éxodo” como única posibilidad de dar valor salvífico al dolor humano: la salida de Dios de sí mismo hasta el abajamiento supremo de la Cruz y Su retorno. El “éxodo de Dios” del Hijo venido en la carne culmina en el acontecimiento de Su muerte, como lugar del extremo advenimiento del Eterno en la forma de la limitación humana: pero el sufrimiento y la muerte en Cruz son iluminados en su profundidad abisal por el “éxodo hacia Dios” de la resurrección del Hijo encarnado, en que la muerte ha sido engullida por la victoria (cf. 1Cor 15,54).

 

LA ILIMITADA TOTALIDAD DE SENTIDO

La cuestión sobre el sentido del sufrimiento es específicamente bíblica. Presupone la fe en una ilimitada totalidad de sentido, la fe en que el universo en su conjunto descansa dentro de un contexto de sentido. Sólo desde ahí tiene sentido preguntar sobre el sentido del sufrimiento. Tal pregunta se plantea ante todo allí donde se cree en un Dios omnipotente y bueno, es decir, allí donde, por tanto, es posible preguntar: «¿cómo se armoniza ese hecho con la existencia de sufrimiento en el mundo?».

En Homero no se plantea la pregunta sobre el sentido del sufrimiento. Los héroes homéricos viven todos dentro de una cierta tristeza. Saben que estarán sobre la tierra sólo un corto tiempo, y que luego deben bajar al Hades, donde les aguarda un oscuro destino.

Sólo donde se acepta y se cree en un sentido universal, como sucede en la religión bíblica, llega a ser planteada como tal la pregunta sobre el sufrimiento. Aparece como pregunta sobre la justificación de Dios (es decir, como justificación del obrar de Dios), pero no entendida en el sentido de que si Dios quisiera podría evitar cualquier sufrimiento (es decir, no poniendo en Dios la causa del sufrimiento). Hay muchos que piensan que Dios podría haber hecho también una tierra de jauja (Schlaraffenland). Pero la pregunta entonces es si ése sería un mundo más deseable. Podemos fácilmente explicarnos que el obrar humano supone una naturaleza independiente del hombre. Para poder obrar debemos contar con una tal fiable naturaleza.

El Nuevo Testamento, en la Pasión de Cristo, nos sitúa de manera extrema ante la dolorosa experiencia de la falta de sentido: «Dios mío, ¿por qué me has abandonado?» También esto, en efecto, es un rol dentro de un drama. Jesús reza un versículo de un salmo, y representa el papel del siervo sufriente de Dios del Antiguo Testamento. Pero el papel debe ser representado comprometiendo la entera existencia, y eso significa que quien lo representa debe perder de vista el conjunto del guión. El sentido del papel es la experiencia de la falta de sentido. No cabe ver en esa historia de la Pasión ningún vestigio del heroísmo estoico. La Pasión de Jesús está descrita expresamente como algo que se hace contra su voluntad. A ella pertenece el ruego que dice: «haz que este cáliz pase de mí».

Si nos preguntamos por el sentido cristiano del sufrimiento, debemos considerar cómo es interpretada la Pasión de Jesús en el Nuevo Testamento. Hay en él dos pasajes centrales que ofrecen esa interpretación, uno del apóstol Pablo, quien afirma que Jesús se hizo «obediente hasta la muerte», y otro de la Epistola a los Hebreos, en el que de manera aún más fuerte se dice que «aprendió a obedecer a través del sufrimiento».

SUFRIMIENTO Y DESOBEDIENCIA

El Nuevo Testamento describe esta situación como desobediencia, como el estado en el que cada cual busca convertirse en el punto central del mundo. El sufrimiento vuelve a situar el punto de vista en su perspectiva universal: descubro repentinamente la situación en la que todo nos encontramos, y me aparto de la desobediencia. Pues la desobediencia es no escuchar, no oír el sentido del todo. Sólo puede representar bien su papel quien presta atención a las órdenes del director y escucha el papel de los otros.

La interpretación cristiana del sufrimiento dice, según creo, que lo hombres viven en un contexto general de culpa que se caracteriza por que cada uno se ve a sí mismo como el punto central (el ombligo) del mundo. Ese contexto de culpa sólo puede ser eliminado si es experimentado como sufrimiento. Mientras el malo encuentre aceptable y perfectamente en orden vivir a costa de los demás, ¿para qué cambiar la situación? El que sufre se ve obligado a experimentar la falsedad de la situación. Esto se ha puesto de relieve constantemente en la tradición cristiana. Todos los grandes santos y doctores de la Iglesia han entendido el sufrimiento como el irremediable reverso de la arbitrariedad

EL CONSUELO DEL SENTIDO

Cuando se habla del sentido del sufrimiento, no se puede pretender obtener una respuesta transparente acerca de nuestro sufrimiento. Si alcanzáramos tal tipo de respuesta, no sería ya el nuestro verdadero sufrimiento. En el sufrimiento hay siempre un momento de comprensión. Su sentido aparece sólo puntualmente, como «una luz que alumbra mi sufrimiento».

¿TODOS LOS QUE SUFREN ENTIENDEN EL SENTIDO?

¿Qué sucede con el dolor al que no le podemos encontrar un sentido?, ¿qué sucede con el dolor de los animales, con el dolor de los niños pequeños? Nos situamos aquí ante una oscuridad que no podemos penetrar. No sabemos qué es el dolor para un ser que no entiende el sentido (incapaz de preguntarse por el sentido), un ser que tampoco experimenta el sin sentido porque se mueve en una perspectiva no trascendente. Para un ser así sólo es puntualmente real el dolor actual. Qué sea el dolor para él no es comprensible para nosotros ni positiva ni negativamente. Sabemos que experimenta el dolor. Lo vemos. Pero no podríamos decir que sufre, porque el sufrimiento es un fenómeno complejo al que le pertenece la experiencia de la falta de sentido, la cual sólo tienen los seres capaces de entender el sentido.

A esto se añade que el dolor no es algo acumulativo a muchos individuos. El dolor es siempre «mi dolor», y el dolor de miles de hombres no es ni peor ni mejor que el dolor de uno sólo, no es sino el dolor de miles de individuos singulares. El dolor de un solo hombre plantea el mismo problema que el dolor de miles de hombres. Auschwitz no plantea ningún problema de Teodicea que no estuviera ya planteado desde Caín y Abel. Todo esto no son sino prólogos a los que no sigue ningún epílogo, porque estamos ante una situación que no sabemos interpretar. La Sagrada Escritura nos dice que el sufrimiento de la criatura tiene su último fundamento en la desobediencia del «príncipe de este mundo», y que será también objeto de una redención.

El sufrimiento sólo es suprimido cuando el sufrimiento de cualquier hombre se transforme en alegría. De eso se habla en el Apocalipsis, al final del Nuevo Testamento: «¡Mira, ésta es la morada de Dios con los hombres! Él habitará con ellos y ellos serán su pueblo, y el Dios con ellos será su Dios. Enjugará toda lágrima de sus ojos y ya no habrá muerte, ni llanto, ni gritos, ni fatigas, porque lo anterior ha pasado (…) Mira, hago nuevas todas las cosas.»

COMPETENCIAS TRANSVERSALES
SER SABER SABER HACER
COMPETENCIAS ESPECÍFICAS
INTERPRETATIVAS

ADMIRAR

ARGUMENTATIVAS

JUZGAR, CRITICAR, DISCUTIR

PROPOSITIVAS

CREAR, PRODUCIR.

TALLER

  1. Hacer un resumen del documento sistematizado.
  2. Plasmar un mapa conceptual, mental, infografía u otro referente de tipo gráfico.
  3. Producir un escrito del tema para la comunidad, el cual puede ser, un poema, un cuento, un ensayo o un artículo entre otros.

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